martes, 8 de marzo de 2011

Muros térmicos con desechos industriales

Con desechos industriales como materia prima, especialistas de la Universidad Autónoma de Baja California desarrollaron una mezcla para elaborar bloques térmicos que retienen menos calor, lo cuales son idóneos para construir vivienda de bajo costo en localidades con climas cálidos
Agencia CONACyT. Con desechos industriales como materia prima, especialistas de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) desarrollaron una mezcla para elaborar bloques térmicos que retienen menos calor, lo cuales son idóneos para construir vivienda de bajo costo en localidades con climas cálidos.
Al retener un menor flujo de calor, estos bloques serían ideales para construir casas en "ciudades como Mexicali, donde llegan a registrarse temperaturas superiores a los 50 °C y se gasta mucha electricidad en sistemas de ventilación para mantener una habitación con una temperatura confortable" señala el Maestro en Arquitectura Gonzalo Bojorquez Morales.
El experto expuso que los bloques térmicos se elaboran con sílice y lodo de papel, residuos que obtuvieron de la Planta Geotermoeléctrica Cerro Prieto de la CFE y la Fábrica de Papel San Francisco, respectivamente.
"La geotermoeléctrica genera 36 toneladas de desecho diariamente, de las cuales  67 por ciento es sílice, el otro componente es lodo de papel que conseguimos en una fábrica local, la cual produce 10 toneladas por día de este desperdicio."
Además de los componentes mencionados, a la mezcla se añade cemento y cal y, posteriormente, se le inyecta aire. La inyección de aire se realiza mediante burbujas de jabón y tiene como propósito darle a los bloques una mayor cualidad térmica.
"Con la asesoría del ingeniero Enrique Amat Barbosa, del Centro de Estudios de la Construcción y Arquitectura Tropical de la Habana, Cuba, hicimos a la mezcla térmicamente más eficiente al inyectarle aire, pero como se trataba  de que fuera un sistema constructivo de bajo costo, el esquema de inyección de aire se realizó con burbujas de jabón."
Una vez que se desarrolló la mezcla e ideó el método de inyección de aire, los investigadores diseñaron los moldes para elaborar los bloques. "Definimos el espesor de los bloques con base en cálculos térmicos y utilizando un programa diseñado en la propia universidad, el software se  llama DINAMIC; de acuerdo con este programa el espesor ideal para los bloques debe ser de 12 centímetros."
A decir del maestro Gonzalo Bojorquez Morales, el desarrollo de estas piezas térmicas tiene un doble beneficio para el medio ambiente, pues no sólo se elaboran con desechos industriales, sino que permite un menor consumo de energía eléctrica, pues las viviendas construidas con este material necesitarían menos electricidad para ser enfriadas que las habitaciones convencionales.
"En Mexicali, por ejemplo, las condiciones climáticas en verano son críticas, la temperatura es muy elevada. Para lograr que una habitación construida con concreto baje su temperatura de 50°C A 25°C se necesitan alrededor de 4.9 kilowatts; en cambio una habitación con los bloques térmico que diseñamos sólo  requeriría de 2.97 kilowatts."
Este resultado se obtuvo de la medición de temperatura y humedad en un módulo experimental construido con los bloques térmicos, el cual se levantó en el campus de la UABC.

Tecnología segura

Respecto a la seguridad estructural de una habitación construida con la tecnología de la UABC, Gonzalo Bojorquez Morales señaló que si bien no reúnen las propiedades estructurales del concreto, una habitación edificada con los bloques térmicos sería totalmente segura, aún en zonas sísmicas.
"Esto se debe a que toda la fuerza de un eventual movimiento sísmico es absorbida por las dalas de cerramiento en cualquier construcción", dijo. En relación a la toxicidad de los bloques térmicos, aseguró que aún y cuando éstos son elaborados con desechos industriales no existe riesgo alguno para la salud de quienes pudieran habitar una casa construida con este material, según los demuestran estudios realizados por la Facultad de Ciencias Químicas y el  Instituto de Ingeniería de la UABC.
El único posible riesgo para la salud se da en el proceso de elaboración de los bloques, pues la sílice, debido a su fineza, puede ser impulsada fácilmente por el viento y dañar ojos y pulmones; "sin embargo minimizamos este riesgo con el manejo de la sílice semi-húmeda".
En la realización del proyecto encabezado por Gonzalo Bojorquez Morales, Aníbal Luna y Ricardo Gallegos participaron por México las Facultades de Arquitectura y Diseño, Ciencias Químicas e Ingeniería y el Instituto de Ingeniería de la  UABC; y por Cuba, el Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría de la Habana y el Centro de Estudios de la Construcción y Arquitectura Tropical.
El financiamiento del proyecto corrió a cargo de la UABC y del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), instituciones que de manera conjunta invirtieron 600 mil pesos.

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